Conocí el Foro Contigo América en el año 2003 y recuerdo haber asistido a los funerales de Blas Braidot, ahí mismo, en la casona del 156 de la colonia Nápoles, el 18 de enero de ese mismo año. El féretro estaba puesto al centro del escenario y rodeado por mucha gente que lloraba la partida de un hombre que influenciado por el maestro salesiano, Machado Rivas, dejara la práctica del ping pong y otros deportes a los tiernos 13 años, para incorporar su vida entera a la actividad teatral y convertirse, luego, en uno de los fundadores de “El Galpón” en Montevideo. Entre quienes lo despedían estaba Raquel Seoane, compañera de Braidot por muchos años: una mujer pequeñita de mirada suave y amable, siempre cubierta la espalda con un chalecito tejido de punto grueso (al menos así la recuerdo) y con el apoyo de un bastón que le ayudaba a andar de aquí para allá sobre el escenario o fuera de él.
Blas Braidot y Raquel Seoane llegaron exiliados a México, luego de haber sido presos en el Uruguay de 1975 por la dictadura militar que secuestró, torturó y asesinó a quienes luchaban contra la hegemonía burguesa. Braidot y Seoane, perseguidos políticos del Plan Cóndor, se refugian en México trayendo consigo la escuela ideológica del Teatro del pueblo de Romain Rolland, la experiencia de trabajo construida por la Federación Uruguaya de teatros independientes (FUTI) y los saberes del grupo “La isla” dirigido por Atahualpa del Cioppo, que con la integración del grupo “Teatro del pueblo” estableciera la dinámica autogestiva del espacio teatral independiente “El Galpón”.
Sobre de esto, Alejandro Aldama, quien hoy integra al grupo de herederos del actual Foro Contigo América, ayer me platicaba: el Foro Contigo América, fundado en 1981 por Blas Braidot y Raquel Seoane, Mario Ficachi, Enrique Ballesté y por un periodo inicial breve con la aportación de Luisa Huertas, significó la cuna del teatro independiente en México al proclamarse como autogestivo, en la búsqueda de un discurso crítico y libertario capaz de articularse, por principio, con la clase obrera trabajadora: organización con los vecinos de la zona, organismos sindicales, grupos independientes de teatro o de otras manifestaciones artísticas, (ballet, música y pintura mexicanas o extranjeras) y organizaciones populares. Esto, por supuesto, haciendo algunas excepciones cuando se realizaron coproducciones de proyectos mediante la asociación con instituciones públicas y privadas, sobre todo, ya para entrar al “segundo momento” del foro situado entre los años de 1990 y 2003 -según lo indica la investigación realizada por Julio César López Cabrera, que cubre los primeros 25 años del Contigo América- como en el caso de la participación de Blas Braidot actuando para la entonces Compañía Nacional de Teatro en México, en el montaje “La conspiración de la cucaña” bajo la dirección de Luis de Tavira.
Todo esto me lo contaba Alejandro, mientras observábamos los cuadros de Leticia Jiménez Magallanes, expuestos en la antesala del teatro con la intención de mantener el cruce de disciplinas artísticas y para que los asistentes a la exposición se sientan invitados a la función en turno o, el público de la programación teatral pueda detenerse a disfrutar la obra plástica.
Mira, Vero, durante un tiempo nos apoyaron estudiantes de la Escuela Nacional de Escultura y Grabado “La Esmeralda” para hacer la curaduría de las exposiciones o participando con obras de sus estudiantes y egresados; hoy día, el trabajo lo hacemos nosotros, así como vamos pudiendo, pero con el propósito de darle seguimiento a lo que siempre se ha hecho en el Foro Contigo América.
Y así es como, contra viento y marea, la casa que ahora contiene dos teatros, uno principal para 52 personas y otro más pequeñito en el fondo de la casa, recientemente habilitado con equipo de iluminación, cabina de sonido y gradería, conviven con la exposición de obra plástica -puesta a la venta- y la labor de Tlalmino (@tlalmino) -un grupo multidisciplinario de defensores de derechos humanos culturales enfocado a rescatar costumbres y tradiciones- con el trabajo de los artistas Kevin Reyes Arellano @foshite y Yoanima T´zikin @yerbera_reverde.ser quienes, con el apoyo de recursos públicos obtenidos por el Foro Contigo América para pintura y otros materiales, realizaron el mural de la fachada donde hoy se hace homenaje a la memoria de Blas Braidot, Raquel Seoane y Enrique Ballesté.
Ahora bien, me parece indispensable hacer un poco de memoria antes de entrar en la materia de lo que nos trae a cuento, que es el unipersonal de Fabiola Huízar, puesto que, ante la situación de los recortes presupuestales que ponen en jaque a la cultura nacional, pienso que sería importante recuperar la memoria y los saberes de espacios teatrales independientes que quizá nos permitan encontrar alternativas viables para nuestro presente. Esto, considerando el conocimiento que guarda la historia del sistema de producción traído de Sudamérica y puesto en marcha en México, por lo menos, durante los primeros años del trabajo realizado por el Foro Contigo América, con una organización que permitía sostener una sede para ofrecer funciones, al tiempo que hacía girar el trabajo por toda la república y, también, se constituía como espacio cultural interdisciplinario para la formación de nuevos cuadros, con la impartición de cursos y talleres por hacedores de teatro, como: Luis Rivero, Raúl Kaluris, Alejandro Luna, Enrique Alonso, Ludwig Margules, Osvaldo Nadel, Pablo González Casanova y Leslie Zelaya.
Todo lo anterior, con el trabajo organizado en comisiones que sesionaban las decisiones colectivas en asambleas guiadas por la brújula del compromiso ideológico y solidario; no extraña que el primer trabajo artístico estrenado por el naciente Foro Contigo América fuera un “Recital poético a Roque Daltón” ejemplar poeta, ensayista, activista político e intelectual salvadoreño, cuya conmovedora pluma tiene el filo de una praxis social comprometida con las luchas en pro de los más necesitados y para un mundo mejor:
“Yo, como tú, amo el amor, la vida, el dulce encanto de las cosas, el paisaje
celeste de los días de enero. También mi sangre bulle y río por los ojos que han
conocido el brote de las lágrimas. Creo que el mundo es bello, que la poesía es
como el pan, de todos. Y que mis venas no terminan en mí sino en la sangre
unánime de los que luchan por la vida, el amor, las cosas, el paisaje y el pan,
la poesía de todos”.
Entonces, en este espacio cultural de histórica trascendencia, poblado por fantasmagorías extraordinarias que sobreviven la lucha de su memoria con el trabajo de gente valiosa como Alejandro Aldama, Héctor Yaza, Williams Sayago y Liliana Guido, el día de ayer, día internacional de acción contra la migraña, la actriz, dramaturga y directora teatral Fabiola Huízar, presentó su unipersonal que aborda éste preciso tema.
En principio, hay que decir que la lucha por reconocer un padecimiento que afecta a más de mil millones de personas en todo el mundo, siendo una de las enfermedades más comunes a nivel global y que impacta a una de cada cinco mujeres, provocando estados de incapacidad que es necesario visibilizar para la mejor comprensión de quienes la padecen, sobre todo en lo relacionado con la actividad laboral y dado que no tiene cura, es ya razón suficiente para reconocer la importancia de la puesta en escena realizada por Fabiola Huízar.
Por otro lado, Fabiola trasciende en su unipersonal el mero hecho de la patología en términos científicos, para hacernos pensar sobre el estado de fragmentación del cuerpo humano en esta modernidad capitalista que nos disocia del propio cuerpo y, por tanto, impide habitar la vida bella, liberada de las exigencias de la productividad, al disociar lo racional (ubicado por Fabiola en la cabeza) de nuestras otras capacidades de sentir, conocer y pensar el mundo, a través de los demás sentidos. De este modo, el unipersonal “Migraña” me hizo reflexionar sobre la urgencia de reconocer la dimensión estética de una razón-apasionada, no escindida de la sensibilidad y las emociones para integrar la experiencia de la vida como conocimiento que nos permita establecer vínculos afectivos, solidarios y empáticos imprescindibles para la organización social en pos de un mundo compartido.
Por supuesto, debo aclarar que mi mirada tiene el sesgo de la participación del propio trabajo como parte del proceso de creación de esta puesta en escena:
El unipersonal “Migraña” de Fabiola Huizar se detonó gracias al apoyo del programa Jóvenes Creadores (FECA) Yucatán en su emisión del 2009, con la asesoría del Maestro Sebastián Liera y fue estrenado en una primera versión, el 13 de enero del 2010 en el Teatro del IMSS en Mérida, dentro del marco del Festival de la Ciudad. Posteriormente y con la intención de seguir enriqueciendo su proyecto, Fabiola lo inscribió a la primera edición del Taller para la creación de unipersonales que impartí en el 2022 en el Foro Contigo América. A partir de entonces, el unipersonal se ha presentado en diversos espacios teatrales, así como en auditorios de hospitales interesados en el tema. De ahí que, del 2022 a la fecha, el unipersonal “Migraña” se haya venido trasformando para subrayar el contacto directo con el público, provocando un encuentro íntimo en donde la confesión de la enfermedad se desborda a otros análisis, con un sentido del humor negro que funciona como conjuro sanador para el malestar de nuestra cultura.
El esfuerzo de la producción absolutamente independiente de Fabiola y del Foro Contigo América, resultan en un trabajo conmovedor, honesto y sin pretensiones de comercialidad burguesa, cuando las imágenes contundentes creadas por la actriz nos invitan a entrar al mundo de su propia cabeza, en donde se debate la problemática de una mujer que lucha por recuperar su cuerpo, un cuerpo femenino atravesado, entre otras cosas, por las dificultades planteadas por los centros de salud que la han convertido en un número de ficha, en una estadística.
Así, el trabajo valiente y generoso de Fabiola llena el ojo del espectador con visiones delirantes que no buscan el efectismo, sino el establecimiento de un lenguaje a través del cual podamos recuperar la capacidad de habitar nuestro cuerpo y, de ese modo, descubrir que estamos vinculados, que más allá de la competitividad caníbal, la prisa deshumanizante y los egos alienantes, es posible elegir mirarnos, conversarnos, reconocernos, abrazarnos y organizarnos.
Así que, si el unipersonal de “Migraña” regresa a la cartelera en cualquier sitio o en el Foro Contigo América, le sugiero no perderse la experiencia.
FOTOGRAFÍAS: Verónica Albarrán
Diseño de cartel: Marco Antonio Hernández.
La tradición mexicana del Circo Atayde nos espera a la vuelta de la cuadra. Seres bellísimos hasta lo extraordinario, alzan su volada sobre nuestras cabezas rozando el límite de la carpa celeste. Poniendo su vida en riesgo, realizan el divino ritual de desafiar al sueño de la muerte infame. El público grita, los nervios se crispan, 360° de ojos atentos al desliz de un posible accidente que finalmente se supera. Los ahora inmortales ángeles maravillosos, ataviados con trajes de lentejuelas reflejantes, triunfan sobre la altura y el vértigo. Aquellos cuerpos suspendidos, agigantados por la peligrosa distancia, concretan la utopía esa, tan humana, de poder volar como las aves. Cuando descienden, sin embargo, humildes y generosos ofrendan la aventura arriesgadísima de su acto, en una amable reverencia que hace estallar el aplauso eufórico, la sonrisa amorosa y el asombro infantil de todos los presentes; quienes, por un momento, volamos junto con ellos como montados en inmensas alas. En...
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